LA VIDA CONTINÚA

Es difícil hablar de temas relacionados con dolor, porque es como volver a vivir esa etapa y es algo complicado, el miedo a esa sensación de revivir ese episodio , la angustia, la desesperación,etc.
Son muchas las cosas y sentimientos que uno experimenta en esos momentos, uno cree que  nunca le va a suceder a alguien cercano a nosotros.

Pero cuando te toca experimentar esa  crisis y ese dolor es devastador, hace un año y ocho meses recibí una llamada que me cambiaría mi vida para siempre, todo empezó estando en la casa de descanso de mis suegros, en el Fraile, una comunidad cerca de Allende, Nuevo León, eran como las nueve o diez de la noche cuando me habla mi mamá y me dice que mi papá se sentía mal y me preguntó que a donde lo podía llevar a checar a esa hora, yo solo pensé en una clínica que está en el Cercado que abre 24 horas y tiene buen servicio, le pase la dirección y le pregunte que si estaba mal mi papá y dijo que no, pero yo presentía que me estaba ocultando algo, le marqué a los 15 minutos y dijo que lo llevaron a otra clínica por que tenía algo mas delicado, pero no me decía que, en ese momento me sentía impotente por estar lejos de donde ellos estaban y no poder ayudarlos, pero mi hermana andaba con ellos, le marqué y me dijo que mi papá le había dado un infarto y que se lo estaban llevando de urgencia a la clínica 2 del seguro social que está en el centro de Monterrey , en ese instante mi mundo se paralizó, mi esposo se levanto me abrazó y me dijo vámonos, mis hijos estaban dormidos, pero el más pequeño estaba conmigo y se inquietó y me lo lleve, fue el trayecto mas largo de mi vida , llegamos en 20 minutos de Allende al centro de Monterrey entramos por urgencias y vi a mi hermana destrozada, me dijo, pasa a verlo esta consciente, en ese momento que pase lo vi y solo me dijo "hija" con la mascarilla puesta y yo le dije "papá aquí estamos, tu nieto esta afuera esperándote" y fueron las últimas palabras que él pronunció, de inmediato lo entubaron  y  ya no despertó, fueron 5 días de angustia porque estuvo en cuidados intensivos, pero los pronósticos cada día eran menos positivos, en esos días supe quienes eran las personas que realmente nos quieren, que estaban con nosotros, yo dejaba a mis hijos con mis suegros desde las 7 de la mañana hasta las 10 u 11 de la noche, yo no tenía cabeza para nada solo le pedía a Dios un "milagro", que lo sanará, que saliera del coma.

Pero eso no pasó el 15 de octubre del 2015 mi papá fue llamado a gozar de la Gloria de Dios, fue el peor momento de mi vida, nos tocó a mi mamá y a mi  sus últimos suspiros y fue como si me arrancaran el corazón y lo hicieran mil pedazos, un golpe en el pecho que sentía y que no me dejaba respirar. Fue devastador hablarle a mis hermanos para avisarles, a mi esposo, a mis tíos(hermanos de mi papá), fue el dolor más grande,  pero a la vez tuve que llenarme de valor para hacer todo lo que seguía por hacer, mi mamá me mando a la casa  por ropa para el funeral, el entrar a  la casa  fue una sensación horrible porque en mi mente pasó toda mi infancia en cuestión de segundos, mi tiempo con mi papá y el pensar que ya no lo iba a ver nunca más, lloré y lloré pero me acordé que mi mamá me estaba esperando y fui a su recamara tome aire, le pedí a Dios que me llenara de su fortaleza( y lo hizo) agarré el traje que más le gustaba a él, su camisa, su corbata, y me salí de la casa, fuimos al hospital y mi madre me mando a la funeraria para arreglar todo.

 Hasta el día de hoy no se de donde agarre tantas fuerzas para hacer todo lo que mi mamá me pidió en esos momentos, escoger las flores, el féretro, el tiempo que lo íbamos a velar, todos esos requisitos, fue muy difícil pero lo hice, en  la noche cuando vi a mis hijos los abrace con todas mis fuerzas y les explique la situación, fue tan duro explicarles el porqué su abuelo se fue al cielo, mi hijo de en medio era muy pegado a mi papá y me decía "porque si hay tanta gente mala Dios se llevó a mi abuelo que era muy bueno" y yo solo le decía que era su voluntad, pero ni él ni yo  lo entendíamos en ese momento.

Al día siguiente después del sepelio nos fuimos toda la familia a casa de mi mamá, era mucha gente hicimos carne asada, empezaron a llegar familiares y más familiares y eso se convirtió en una fiesta pusieron la música que le gustaba a mi papá  (norteña)  y eso se convirtió en una celebración en honor a mi papá, la gente estaba contenta había mucha comida y mucha bebida y todos cantaban y recordaban a mi papá con mucho amor.

Al paso de los días te va cayendo" el veinte" como se dice y empiezas una etapa diferente, pasas por todo un remolino de emociones, reclamo, negación, depresión, enojo, yo en particular  me puse muy mal me detectaron trastorno de ansiedad, yo le decía en las noches a mi esposo que sentía que me estaba infartando y literal sentía el hormigueo en el brazo, dolor en el pecho, me faltaba la respiración y  me llevo al hospital y me hicieron  los estudios y salía normal, entonces entró en doctor y me dijo que todo era Psicosomático, era mi mente la que provocaba esos malestares que tenía que buscar terapia para superar la pérdida, me dio medicamento para poder dormir y solo lo tomé por un par de días, busqué terapia y en su momento me ayudo temporalmente, pero no sentía que fuera mejorando, la verdad, ese vacío que sentía también era porque estaba enojada con Dios, sentía que el me lo había quitado, que no había pensado en el dolor que estaba sintiendo, y si estuve "enojada" con él un tiempo.

Pero mi mamá me hizo ver que realmente era el tiempo de mi papá, que él había decidido irse, que estaba cansado y algo deprimido y que en la tarde que le dio el infarto se estaba acordando mucho de sus papás y de un primo que había fallecido hace poco tiempo.

Y ahora gracias a que hice las paces con Dios comprendí muchas cosas, en primer lugar  que mi papá lucho hasta donde él pudo, creo que si el hubiera sobrevivido al infarto, habría quedado en una silla de ruedas, con tanque de oxigeno y esa no hubiera sido vida para él, Dios le mostró eso y él decidió irse para que nosotros no lo viéramos en esas condiciones.

Y en segundo lugar entendí que el dolor era mío por no poder verlo, pero que él estaba feliz en el paraíso me di cuenta que estaba siendo egoísta y pensaba solo en mí y no en él y me tomo tiempo aceptar su decisión.

El sacerdote nos explicaba que cuando un bebé nace, es una alegría en la tierra por la llegada de un hijo, pero que Dios sufre por perderlo "temporalmente", y que cuando una persona fallece  es una tristeza para nosotros, pero es una gran fiesta en el cielo porque regresa el alma amada a su Padre, y estoy completamente segura que es así.

En ese instante me imagine a mi abuela arreglandose  para recibir a su hijo consentido, (porque si lo era muy consentido de su mamá) y a mi abuelo igual de feliz por verlo, imaginé a Dios en la puerta recibiéndolo con los brazos abiertos y  una gran fiesta porque regresaba un hijo más a casa del Padre.

Creo que esto ha sido una gran experiencia de vida porque me hizo ver muchas cosas, nunca sabes cuando es tu tiempo y debes de disfrutar cada momento de la vida, que hay que vivir feliz (aunque cuesta trabajo a veces), que es importante decirle a tus seres queridos cuanto los quieres aunque suene trillada la frase, pero es muy cierta, yo no me quedé con nada de que arrepentirme, todos los días le decía cuanto lo quería, le hablaba todos los días por teléfono, iba todos los días a su casa porque mis hijos les encanta estar ahí,  porque hacen (hasta la fecha) lo que quieren, mis papás siempre me decían "aquí nosotros ponemos las reglas" así que yo no podía regañarlos cuando hacían alguna travesura, porque a mis papás le encantaba tenerlos con ellos, mi papá decía que eran sus pedacitos de cielo, y siguen igual de consentidos por mi mamá, se turnan en los fines de semana, para quedarse a dormir con ella, y cuando son vacaciones se quedan a veces los tres con ella y son felices.

De vez en cuando me acompañan a dejar flores a donde esta mi papá, le platican sus cosas, le dicen que lo quieren y que lo extrañan, pero que saben que el está mejor con Diosito, y todas las noches cuando rezamos siempre le dicen que lo aman muchísimo y se que el está ahí con ellos cuidándolos siempre, al igual que me cuida a mí, a mi mamá y a mis hermanos.

Creo que ahora puedo decir que Dios nunca se equivoca que siempre salen cosas buenas de situaciones difíciles, mi mamá descubrió el gusto por la pintura, y es muy buena, toma clases dos veces por semana.

Entendí que todo el tiempo que mi papá estuvo en coma Dios nunca se separó de el,  se hizo una cadena tan grande de oración que unió muchísimo a toda la familia y Dios siempre estuvo con nosotros, nunca nos soltó de su mano, nos consoló en nuestro dolor y nos dio fortaleza en el mismo dolor, nos hizo pasar esto para que nos diéramos cuenta que debemos de vivir como si fuera nuestro último día, que el siempre está y estará con nosotros y que mi papá solo se hizo invisible.

Solo me queda agradecerle a mi padre todo lo que me dio, tantas enseñanzas, tantos consejos, tantas alegrías y tantos enojos también, pero sobre todo le agradezco infinitamente todo su amor, gracias a el soy la mujer que soy ahora, me enseño a defenderme, a ser alguien, a luchar por lo que quiero, a que hay que trabajar para conseguir mis sueños, pero sobretodo me enseño a amar, el amaba mucho a su familia y daba todo por ellos, tenía un corazón enorme y se que ahora desde el cielo sigue cuidándonos y  amándonos por siempre. Y como dice una canción que me encanta  SI LA VIDA NOS SEPARA YO TE JURO Y TE PROMETO QUE EN MI CORAZON EXISTES COMO TU SANGRE EN MI CUERPO 

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