LA MÁS HERMOSA AVENTURA DE MI VIDA

Cuando decides dar ese gran paso de empezar una familia, en tu mente sueñas que todo es perfecto  que lleguan los hijos y que todo es pura felicidad, y claro que la es , pero es una felicidad diferente a la que te idealizas.

Cuando quedé embarazada de mi primer hijo todo fue maravilloso, tenía 27 años, vivíamos en un departamento  y yo quería comprar todo, como buena mujer, cuna, ropa, mecedora, columpio, periquera, etc., fue un embarazo muy tranquilo y muy esperado, mis papás y suegros ansiaban con mucha alegría la llegada de su nieto.

Se llego el día , yo tenía programada la cesárea, porque traía quistes en los ovarios y el doctor quiso matar dos pájaros de un tiro,  llegamos muy nerviosos y muy entusiasmados por la llegada de nuestro primer hijo, fue una cirugía rápida nació como a ls 8:30 de la mañana y mi emoción de ser mamá se vio realizada en ese momento en que lo vi por primera vez.

 Todo estuvo como lo planeado y ya cuando llegamos a la casa, con el bebé en brazos, es cuando inició la aventura, de repente traía todas las emociones encontradas, angustia, alegría, y no sabía como manejarla,  yo le daba pecho y el pediatra me decía que cada tres horas le diera de comer, pero mi hijo pedía antes y me creaba un conflicto entre seguir las reglas del doctor o seguir mis instintos de mamá y pues claro que seguí mis instintos, le empecé a dar a libre demanda y cuando el dormía yo trataba de dormir también, y así seguimos acoplándonos a ser papás primerizos.

Pasaron 2 años, y recibí la noticia que iba a ser mamá por segunda vez, me sentí muy emocionada ya no tan preocupada como la primera vez, tenía las cosas de su hermano y yo le pedía a Dios que me mandara otro niño y así fue todo estaba super bien, cuando tenía como cinco meses de embarazo pusimos una tienda de ropa en el centro de Monterrey, la pusimos entre mis suegros, mi cuñado y su esposa y mi esposo  y yo, nos turnábamos para ir, unos días me tocaba a mí abrir y quedarme hasta las dos o tres de la tarde y otras veces me tocaba cerrar como hasta las nueve de la noche, en ese punto la rutina era muy cansada y muy estresante.

Cuando tenía ocho meses de embarazo una noche me dio un dolor insoportable, del lado de los riñones sentía que me iba a desmayar del dolor, mi esposo me llevo al hospital, me hicieron estudios y resulto que traía piedras en la vesícula pero como estaba muy avanzado mi embarazo no podían hacer nada más que darme medicamento, me dejaron internada una semana y en uno de esos días como estaban monitoreando al bebé se dieron cuenta que empezó a bajar el ritmo cardiaco  de repente y me hicieron cesárea de emergencia, me intentaron tres veces poner la raquea pero como yo estaba muy nerviosa no podían y empezaron la cirugía cuando todavía no hacía completamente efecto, así que sentí todo, como me cortaban, traían mucha prisa de sacar al niño porque su ritmo cardíaco era muy bajo, yo rezaba y le pedía a Dios por mi hijo, cuando lo sacaron no lo escuche llorar, y me puse muy nerviosa cuando por fin escuche a lo lejos el llanto de mi hijo ya no supe de mí, desperté ya en recuperación y  me dejaron ahí por dos horas y después ya me subieron al cuarto.

 Ya en el cuarto estaban todos mis familiares, y yo estaba muy cansada, pero hablé a cuneros para preguntar a que hora podían subir a mi bebé y me dijeron que hasta en la mañana porque le iban a realizar unos estudios, así quedo y en la mañana que volví a pedir que me lo llevaran me daban puras excusas de que no podían llevarlo, así que me puse muy nerviosa y le pregunté a mi esposo que era lo que estaba pasando, me dijo que el pediatra iba a venir a hablar con nosotros, y obvio me puse mas nerviosa.

Cuando llegó el pediatra iba acompañado de otro doctor y literal me puso una caja de pañuelos en mis piernas y empezaron a decirme que mi hijo al momento de nacer ya no había nada de liquido y que estaba morado,  que lo tuvieron que meter de inmediato a cuidados intermedios a realizarle estudios, y resultó que traía una obstrucción en el intestino y que lo tenían que operar, claro que me dio una crisis y empecé a llorar y llorar sentía que mi corazón se rompía, nos explicaron como iba a realizarse la cirugía, pero yo solo me imaginaba a mi bebé recién nacido acostado sobre una plancha, y no podía con tanto dolor.

Ese día se realizó la operación, pero antes de que metieran a  mi hijo a quirófano mi esposo y yo le dimos la bendición, le agradecimos a Dios por nuestro hijo y que hiciera su voluntad fue lo más difícil del mundo y un sacerdote muy amigo de nosotros nos dijo que lo "Bautizaramos" que le diéramos su nombre y así lo hicimos .

La intervención duro al rededor de 5 horas más o menos,  fueron las horas más largas del mundo, cuando finalizó, el médico habló con nosotros y dijo que todo había salido bien, y nos dejaron entrar a verlo a cuidados intermedios.

Ver a mi hijo lleno de tubos por todos lados fue lo mas espantoso del mundo, fue la prueba más difícil que Dios me haya mandado, pero tenía otro hijo que atender, no me podía derrumbar, salí del hospital, y fueron  los 20 días más largos de mi vida, todos los días íbamos a ver a Diego y día tras día iba mejorando, hasta que llegó el momento de darle por primera vez de comer, fue el momento más feliz de mi vida porque lo pude tomar en mis brazos y alimentarlo,   después de varias semanas nos avisaron que ya podíamos llevar a nuestro hijo a la casa, saltamos de felicidad porque por fin la familia iba a estar junta ahora sí,  ya en casa fue una aventura ya con dos hermosos hijos, y la verdad ya mas experta el tema de la maternidad, ya sabes cuando llora que necesita, las tomas de la leche, etc.

Ya que cumplió un año le notamos debajo de su herida una pequeña bola  y lo llevamos con su pediatra para que lo revisara  y para nuestra sorpresa le había salido una hernia y lo tenían que operar de nuevo, fue otra montaña rusa de emociones, ir al hospital, prepáralo, ponerle la intravenosa etc. pero para nuestra sorpresa él estaba muy tranquilo,  se reía con las enfermeras que  estaban con él, la operación duro una hora, me hablaron para pasar a recuperación con él y me dijo el doctor que me lo podía llevar a mi casa que no había necesidad de internarlo, me puse muy contenta y nerviosa a la vez porque no sabía como cuidarlo, pero Dios me dio la fortaleza y la sabiduría para saber que hacer.

Los siguientes 4 años fueron  hermosos, ver crecer a mis hijos, jugar con ellos ver que las adversidades que Dios te pone en el camino son para fortalecerte,  fue lo mejor del mundo y para completar esta alegría  me enteré  que venía en camino un integrante más a la familia, fue una mezcla de alegría y temor  porque fue algo no planeado por nosotros, pero si planeado por Dios, fue un embarazo más tranquilo ya me sabía de todo mareos, agruras, contracciones, etc y el día que el doctor nos dijo que era otro niño, fue muy bonito, por fin, teníamos nuestra familia completa.

Hoy estoy muy agradecida  con Dios por estos hermosos hijos que me mando para cuidar, educar, amar, apapachar, regañar, etc. son mis pedacitos de cielo y no me canso de agradecerle de haberme escogido para ser la Madre de estos maravillosos niños, es la aventura más hermosa que me pudo dar.


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