ACEPTACIÓN

Siempre tuve la idea de lo que la imagen corporal significaría en mi vida, tiempo después descubriría cosas que cambiarían mi vida para siempre.

Al entrar a la primaria me di cuenta que las personas te buscarían por tu “tipo” quiero decir, por tu físico, por tu posición social, por donde vivías, etc.  Eran niñas, que solo buscaban “amigas” a las que pudieran sacarle provecho; Cabe decir que estuve en un colegio  de puras niñas, yo me juntaba con las “populares” pero recuerdo que había una compañera que siempre la rechazaban, nunca se querían juntar con ella, porque no era “estéticamente” como ellas,  era diferente y a mí me daba mucha tristeza, ver que siempre en el recreo estaba sola, así que me empecé a juntar con ella, a realizar trabajos de equipo en el salón, a jugar juntas en el recreo y creo que eso me hacía muy feliz,  las niñas populares ya no quisieron juntarse conmigo, pero yo estaba contenta de mi nueva amiga y así  siguió la amistad por muchos años.

Ya en la secundaria las cosas fueron al revés, mis papas me cambiaron a una secundaria de gobierno y las cosas eran muy diferentes ya que yo venía de un colegio y se burlaban de mí por venir de una escuela “privada” se burlaban de mi físico, de mi manera de caminar, de hablar, etc. Y mi autoestima empezó a irse para abajo, llego un punto en que yo no quería ir a la escuela, yo era de las más altas de toda la secundaria y creo que eso no les gustaba a las demás y se burlaban de mí, para cuando acabe la secundaria mi autoestima era muy baja. Ya en prepa me rebele un poco, me corte el cabello, me lo pinte y conocí a una de mis mejores amigas de mi vida.

Cuando entro a la carrera  fue diferente, empecé a trabajar y estudiar al mismo tiempo, pero dentro del salón de clases  se empezó  una competencia  inconsciente entre algunas compañeras por ver quien adelgazaba más,  yo fui con un doctor para que me diera algo para bajar de peso rápido  y así durante  toda la carrera seguí,  pero para el último mes , ya para graduarme las cosas se pusieron mal , me había vuelto anoréxica, vomitaba todo lo que comía, me purgaba en exceso, porque yo sentía que entre más adelgazara más feliz me iba a sentir pero era todo lo contrario,  llego un punto en que no hacia ruido para vomitar mi mamá se dio cuenta y me llevo con un especialista para trátame  porque ya me veía mal,  me costó  tiempo cambiar ese chip de la cabeza ,pero creo que yo deje que esto me llevara al límite, deje que todo a mi alrededor me dominara, porque iba a una tienda a probarme ropa y mi “talla” no me quedaba, entonces tenía que pedir una más grande y la frustración invadía mi cabeza y me decía a mí  misma que necesitaba bajar más de peso, esa fue la peor época de mi vida y creo que también la de toda la gente que estaba a mi alrededor, con terapia pude cambiar esa manera de pensar, pero esos pensamientos siempre invaden tu cabeza,  aún hoy en día,  pero aprendí mucho,  aprendí a quererme a aceptar mi cuerpo tal como está, a subir y bajar de peso  y hoy en día puedo decir que me amo,  que me acepto, que no importa si tengo unos kilitos de más (que si los tengo)  que si tengo celulitis, porque el cuerpo que tengo ahora es el de una mama de tres, hermosos hijos y del cual me siento sumamente orgullosa, porque aguantó unas grandes batallas , lo sometí a cambios radicales pero fue fuerte, aprendí que la apariencia física solo me afecta a MI porque era yo la que me sentía inconforme, la que quería gustarle a los demás, pero nunca pensé en mí en realidad ,lo que yo quería,  no me aceptaba porque la sociedad te decía que tenías que ser delgada para ser feliz, y aprendí que las verdaderas amistades van más  allá de cómo te vez,  agradezco a Dios infinitamente por las grandes amistades que tengo, porque ellas me quieren por lo que soy en realidad.


Ahora ya más madura me doy   cuenta que el físico es eso solo lo de afuera, porque lo importante es realmente lo que traes dentro de ti, lo que tu aportas a los demás, lo mucho o lo poco que das sin esperar nada a cambio, eso es lo más valioso, lo que te hace ser una gran persona,  seguiré en esa lucha como la orquídea que se aferra a la roca o a sus ramas para seguir creciendo y ser la flor más  bella y sobresaliente del ambiente en el que se encuentra.

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